El salvado es la capa externa de los granos de cereal y es lo que se remueve cuando estos son refinados para la elaboración de harinas blancas, por ejemplo. ¿Es la parte que vuelve a los cereales "integrales"? Exactamente. Es que en el salvado está la fibra dietética del cereal, además de que contiene proteínas, grasas insaturadas, enzimas, minerales (como fósforo, hierro y zinc) y vitaminas del complejo B.
En el caso del salvado de avena, la fibra que nos aporta es más soluble que insoluble, esto significa que cuando lo incluimos en nuestra dieta a través de avena integral o este salvado, ayuda a que los niveles de azúcar en sangre se mantengan controlados y a disminuir el colesterol y triglicéridos circulantes, por lo que puede reducir el riesgo de que se desarrollen enfermedades cardiovasculares.
Por su suave textura, se puede consumir mezclado con leche, yogurt o como un ingrediente en papillas, tortillas, galletas o pan. De hecho, es una excelente alternativa para enriquecer otras harinas. ¡Ah! También puedes reemplazar el pan del apanado o rebozado por este salvado. Lo que sí te sugerimos, es que lo incorpores de a poco en tu dieta, de manera que le des tiempo a tu microbiota para que se adapte, y acompaña su consumo con mucha agua. Así funciona mejor.